Anteriormente, en la primera parte vimos como los pensamientos generan efectos en el cuerpo y condicionan nuestras emociones (si aún no la has leído, adjunto el enlace en el siguiente botón)
Existen diversas maneras de empezar a fabricar nuestra propia felicidad, vamos a dividirlas en "externas" e " internas".
Las maneras externas tienen que ver justamente con el entorno que nos rodea. Se relaciona con personas, lugares y actividades. A través de la interacción con los mismos, generamos y fabricamos un conjunto de sensaciones y sentimientos.
En simples palabras "si queremos sentirnos bien" debemos frecuentar lugares personas y actividades que nos contagien ese tipo de energía. Se sabe que todo en este Universo es energía, frecuencia, vibración y que tenemos la capacidad de percibirlas.
Por ende, es necesario que analicemos si nuestro entorno, las relaciones cercanas y los lugares que habitamos con frecuencia colaboran y resuenan con nuestra intención de bienestar, salud, paz y equilibrio. La energía es contagia, entonces resulta importante elegir a consciencia con quien haremos intercambio de la misma.
Ocurre muchas veces que cuando estamos en procesos intensos de cambios, nuestro entorno ya no encaja con ese nuevo ser en el que estamos reencarnando (o renaciendo) y por ende, ya no sentimos comodidad ni conexión allí. ¡Pero es normal! y es parte de nuestra evolución. Existe una famosa frase del filósofo Heráclito que dice:
"Lo único constate es el cambio"
Y es totalmente cierta. Aprender a convivir con los cambios y ser más flexibles a los mismos nos ayuda a crecer y expandirnos, tanto desde la mente como desde el corazón.
Hablemos ahora de aquellas "maneras internas" (que en mi opinión son mucho mas importantes que las primeras, dado que muchas veces, por diversas razones y circunstancias resulta complicado alejarnos de determinados entornos, personas y lugares).
Voy a regalarte otro dicho común:
"Quizás no puedas cambiar algunas condiciones externas, pero si puedes cambiar tu manera de responder ante las mismas".
Con esto me refiero a que el único poder que tenemos es sobre nosotros mismos, al como reaccionamos ante los sucesos y hechos cotidianos. Cambiar es no tomar las mismas decisiones de ayer, y si ya no tomamos esas mismas decisiones actuamos y nos comportamos de maneras distintas.
Cuando cambiamos, todo lo demás cambia. Es un hecho, todo es un feedback constante y lo que damos, tarde o temprano regresa a nosotros, siempre. Toda causa genera un efecto. Un claro ejemplo de esto son nuestros pensamientos (causa) los cuales generan efectos (emociones, sentimientos) y a su vez sabemos que estos últimos son causa de otros efectos (salud, enfermedad).
La manera más eficiente para empezar a aquietar nuestras emociones desbordadas y acercarnos más a la idea de felicidad, gozo y plenitud es empezar a conectar con nuestros propios recursos internos, nuestra potencialidad y sabiduría innata.
Cuando nos alejamos un poco del mundo, de la cotidianeidad y de lo convencional, cuando pasamos ratos a solas observándonos y reflexionando como queremos ser, damos paso a nuevas posibilidades y oportunidades. No es fácil, atrevernos a mirar lo que hemos estado ocultando tanto tiempo, la mayoría de las veces cuesta. Pero es un proceso liberador, es decir, el autoconocimiento es liberador.
Mi recomendación es empezar a "meditar" para aprender a fabricar nuevos estados emocionales mas amorosos con nuestro ser. Es posible, una vez que abrimos el corazón darle la bienvenida a nuevas experiencias internas que pueden cambiarnos por completo tanto física, como mental y emocionalmente.
La idea de la felicidad viene por allí, nace con la intención de dejar de "esperar" que suceda algo allá fuera y empezar a reconocer nuestra auténtica valía y poder, siendo capaces de tomar las riendas y la responsabilidad de nuestro destino. Somos los fabricantes de nuestra propia felicidad, solo es cuestión de regresar a nuestra Esencia.
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